viernes, 6 de diciembre de 2013

Y JOSÉ CARLOS HABLÓ...



Hoy es viernes y ya cumplimos una semana de travesía…es la primera vez que escribo y no porque no haya tenido ganas de hacerlo antes sino por simple razón de “no tener tiempo” lo que habla sin duda bien de nuestra primera etapa. Debido a que quiero contar una semana en pocas líneas solo voy  a dejar impresiones para que luego puedan ser retomadas en su momento para profundizarlas:
Colombia: Bogotá-Popayán: creo que aburriría a mis coterráneos con conceptos conocidos. Sin embargo me atrevo a definir esta primera etapa en una frase: en cada curva un paisaje nuevo. Saberlo apreciar abre la mente y permite entender un país de regiones bien diferentes, la región fría rodeando a Bogotá, que con su influencia llega hasta Melgar, donde el Tolima nos recibe con un tamal que hace que mi reina del Spring quede definitivamente como una mentirosa (dijo que los tamales tolimenses siempre eran de arroz cuando en Melgar probé uno de pura masa de maíz). Luego la siempre esperanzadora línea la cual superamos manejando Mónica quien hizo su doctorado en montaña (ya tenía el pregrado y la maestría) y arribamos a la tierra paisa del Quindío para valorar la diferencia entre la falta de inversión pública y privada de Cundinamarca, en la que ni el privado invierte  en su propiedad rural esperando llegue el día de la tan anhelada venta ganándose así la valorización por la tierra que heredó, frente a ese jardín que es QUINDÍO DONDE DA ORGULLO MOSTRARLO A PROPIOS Y EXTRAÑOS. Calarcá nos permite observare esa simpatía comercial de estos maestros de la venta que son los paisas, y de allí al valle del Cauca donde disfrutamos la única excelente carretera durante unos 150 kilómetros de los mil que recorrimos en Colombia nos permite admirar caña y caña…. Popayán para mí desconocido nos recibe de noche dejándonos apreciar su casco histórico espectacular. Al otro día la etapa hasta Ipiales es muy dura, muy mala carretera, mal estado, el Cauca nos permite entender el porqué del conflicto colombiano…tierra, campesinos, indígenas, el ausente estado, la pobreza rural, la presencia militar (para muchos colombianos esta presencia es el estado!!), guerrilla….y por supuesto se siente la inseguridad de circular por tierra conflictiva. Finalmente Ipiales, la frontera, el vergonzoso espectáculo de una frontera dividida, separada físicamente por un puente que se inauguró hace una semana con toda la pompa y los dos presidentes educados en USA y Europa pero que con todo respeto irrespetan a su pueblo porque inauguran una vergüenza y nadie dice nada….algo tan sencillo como decir que la puerta de tu casa muestra lo que hay dentro….Ecuador por suerte limpió con Quito la mala impresión de la puerta de entrada. Nos queda aquello de recomendar un curso de gente para Aduanas de Ecuador, así como un curso de actualización normativa para la funcionaria de Migración Colombia.
Quito hermoso, ciudad andina fría en clima caliente en su hermosa gente. Son apocados, lentos en los procesos pero muy formales, colaboradores y por sobre todo educados y respetuosos. Bonita, ordenada, vías rápidas, cuidada y limpia…CÍVICA. Un ejemplo.
Quito a Huaquillas: clima frío, medio y finalmente costa caliente bananera, arrocera, donde se pierde un poco de esa formalidad andina por algo que conocemos los que nos aventuramos a entender esa forma de ser caliente costeña tanto caribeña como del Pacífico. Otra vez la desinformación total en la frontera ecuatoriana, el espanto del funcionario ecuatoriano y par contre la gentileza, organización del peruano. Perú nos recibe de noche gracias a la ineficiencia de aduanas del >Ecuador, nos vuelve a hacer perder horas valiosas y decidimos quedarnos en Tumbes. Pueblo de frontera, reino del mototaxi, de pitazo (bocinazo) desordenado y generando una sensación de inseguridad…al otro día, ayer jueves, nos recibe la playa, el hotel Bamboo, la atención personalizada, maravillosos lugar, compartiendo una cerveza con una joven pareja peruana, David y su novia, quienes a eso de la una de la mañana nos permiten a Mónica y a mí irnos a dormir con una extraña sensación de esperanza en el mañana de nuestros hijos en esta América que empieza de repente a mostrarnos un nuevo sol gracias a dos países que son Ecuador y Perú. 

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