La impresión a la llegada a un
país es determinante para lo que viene después. El jueves de mañana salimos de
Puno, ciudad peruana que nos acogió con mucha calidez y buena comida (como
siempre en Perú). Teníamos muchas expectativas de llegar a Bolivia. La idea era
llegar La Paz a mediodía para pasar la tarde en La Paz (Nuestra Señora de la
Paz). José Carlos estaba muy prevenido pues los comentarios en blogs de otros
viajeros, eran bastante negativos... La sorpresa fue que sólo tardó diez
minutos en ingresar el automóvil, no lo podía creer. Para no dejar el auto
solo, él hizo su ingreso al país y salió unos minutos después (entre tanto, un
neozelandés salió afuera de la oficina para decirle a su novia que estuviera
cerca porque las cosas estaban complicadas…). Cuando me presenté al funcionario
de migración, le entregué mi pasaporte, lo ojeó y empezó a pedirme papeles
(pasado judicial, vacuna de fiebre amarilla, una invitación de un boliviano o
una reserva de hotel y 500 US$ para la estadía). Le dije que no tenía reserva
pues llegaba a La Paz a buscar hotel. Me dijo que pasara a hablar con un
policía y él me volvió a repetir lo que me había dicho el otro. Fui al auto a
traer los papeles que me pedía y por internet hice una reserva en un hotel en
La Paz. Cuando llegué a la ventanilla de nuevo, me dijo que le mostrara el
dinero a su colega, así lo hice (era la primera vez en mi vida que eso me
pasaba… y aunque no me había pedido que me desvistiera, enseguida pensé en los
miles de colombianos que deben desnudarse en las fronteras por cuenta de las
sospechas de los funcionarios de aduana…). En ese momento, el tipo miró la
reserva y me dijo que eso no era una factura, que él tenía que ver una factura
cancelada, yo le dije que había pagado con mi tarjeta y que el pago se haría
efectivo esa misma tarde. Me dijo que necesitaba una factura cancelada, que las
leyes eran esas y que él estaba ahí para hacerlas cumplir. En ese momento,
quise abandonar la idea de entrar a Bolivia y cambiar el itinerario… Estamos
convencidos con José Carlos que los tipos lo que querían era dinero… José
Carlos fue a un hotel en Desaguadero y le pidió al señor que le hiciera una
factura y que se la cobrara. En ese momento, Jose dijo que quería acompañarme a
la ventanilla. Cuando José Carlos llegó conmigo, el tipo le pidió sus
documentos, pienso que si José Carlos no hubiera ingresado al país, no nos
hubieran dejado entrar. Finalmente, y ya sin argumentos (aunque trató de
decirme que cómo así, que porque le presentaba factura de ese lugar si yo iba a
La Paz, a lo cual le respondimos que habíamos cambiado de planes…) tuvo que
sellar mi pasaporte y dejarme entrar. No sé si a causa de este incidente no he
podido ver nada lindo en Bolivia: La Paz, una ciudad apretada, un tráfico de
locos, la gente salvaje en las calles… en fin, espero que Uyuni nos reserve
sorpresas y nos cambie las perspectivas. Ya lo veremos….
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